La palabra “sujeto” no forma parte del vocabulario de Freud; está más asociada con los discursos jurídico (por ejemplo, “sujeto de derechos”), lingüístico (“sujeto de la enunciación”) y, sobre todo, filosófico (“la muerte del sujeto”).
Por eso puede afirmarse que es un rasgo original de la obra de Lacan, quien usó ese término prácticamente desde sus primeros escritos (1932). Ciertamente, al principio, la palabra equivale sencillamente a “ser humano”, o bien sirve para designar al analizante.
Más tarde, sin embargo, Lacan va a distinguir tres tipos de sujetos: el sujeto impersonal, independiente del otro, puro sujeto gramatical, el “se” de “se sabe que” (como en Heidegger); el sujeto anónimo, recíproco, que es igual y reemplazable por cualquier otro, y se reconoce como equivalente al otro; el sujeto personal, cuya singularidad se produce por medio de un acto de autoafirmación. Lacan se enfoca, sobre todo, en este tercer sujeto.
En 1953, establecerá una distinción entre sujeto y yo. Mientras este integra el orden imaginario, aquel es parte del orden simbólico. Este “sujeto” lacaniano es el sujeto del inconsciente. Y, si bien la cura tiene efectos sobre el yo, en verdad el análisis trabaja principalmente sobre el sujeto. (El símbolo del sujeto, la letra S —ese mayúscula— se pronuncia en francés de manera muy similar al Es —ello— freudiano.)
En la década del cincuenta, el concepto de sujeto empieza a ser dominado por la lingüística. Siguiendo a especialistas de esta disciplina, como Jakobson y Benveniste, Lacan distingue entre el sujeto del enunciado y el sujeto de la enunciación; dado que el sujeto es esencialmente un ser hablante, siempre estará dividido, escindido. Por eso, en 1957, Lacan va a tachar la letra S para producir el famoso símbolo del “sujeto barrado”, indicando que el sujeto está esencialmente dividido.
A principios de la década del sesenta, ya define al sujeto como lo que es representado por un significante para otro significante: el sujeto es un efecto del lenguaje (predicado esencial del llamado estructuralismo).
“Sujeto” también significa “súbdito”, “sujetado” (algo que también gustaba de recordar Althusser), lo cual remite a la tesis lacaniana de la determinación de la conciencia por parte del orden simbólico.
Deja un comentario
Lo siento, tenés que estar conectado para publicar un comentario.