Según el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos (NIMH), los ataques de pánico son sensaciones repentinas de terror, sin motivo aparente. Pueden situarse dentro del denominado trastorno de pánico (que es uno de los trastornos de la ansiedad). En estos ataques, se pueden presentar síntomas físicos como: taquicardia, dolor en el pecho, dificultad para respirar, hiperventilación, mareo, náuseas, sudoración, etc.; y, psicológicamente, lo que predomina es una fuerte sensación de miedo cerval, catástrofe o incluso de “muerte próxima”.
La persona que sufre episodios de pánico, o crisis de angustia, llega a no salir de su casa por períodos prolongados. Pueden ocurrir en cualquier momento o lugar, sin previo aviso, incluso durante el sueño. Puede sobrevenir una crisis concomitante de “extrañeza del yo”, junto con una percepción de irrealidad y de no reconocimiento del entorno.
Los ataques de pánico no suelen durar demasiado, pero son tan intensos y dolorosos, que la persona los percibe como muy prolongados, casi interminables. La sensación de muerte y el deseo de escapar van en aumento, hasta un clímax. Y, si la persona no puede “escapar”, es mucho peor; lo cual la lleva a futuras conductas de evitación de situaciones semejantes (o casi de cualquier situación…: agorafobia, fobia social, etc.). A veces, los pacientes caen en obsesiones y rituales para evitar los ataques de pánico y conseguir protegerse de ellos; pero habitualmente lo que se hace para enfrentarse a los ataques de pánico termina por perpetuarlos.
La edad de inicio de este trastorno suele estar entre los 18 y los 25 años, lo que hace pensar en que el problema quizás esté relacionado con la desvinculación y la mayor autonomía personal. En todo caso, el ataque de pánico se desencadena tanto por factores externos, “objetivos”, como por los significados y las connotaciones “subjetivas” que les da la persona que los experimenta.
El DSM-IV no considera el ataque de pánico como una enfermedad codificada ni diagnosticable por sí sola, sino como un síntoma en síndromes más abarcativos relacionados con la ansiedad.
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