“Afecto” es una palabra que el psicoanálisis toma de la terminología psicológica y que designa todo estado emotivo, penoso o agradable, vago o preciso, en forma de una descarga masiva o de una tonalidad general. Es la expresión emocional, reprimida o desplazada, de los conflictos constitutivos del sujeto.Según Freud, toda pulsión se manifiesta en los registros del afecto y de la representación. El afecto es la expresión cualitativa de la cantidad de energía pulsional y de sus variaciones. Esto muestra cómo los conceptos de afecto, de pulsión y de angustia están intrincadamente unidos.
Freud elabora su primera clasificación de las neurosis según cómo el sujeto se comporta en relación con sus afectos. Escribe ya en 1894: “Tengo ahora una visión de conjunto y una concepción general de las neurosis. Conozco tres mecanismos: la conversión de los afectos (histeria de conversión); el desplazamiento del afecto (obsesiones), la trasformación del afecto (neurosis de angustia, melancolía)”.
La angustia se trasformaría de tres maneras: en un síntoma histérico de alcance orgánico (vértigos, parálisis); desplazándose sobre otro objeto (por ejemplo, temor obsesivo a la muerte de una persona amada); en una reacción corporal, inmediata y catastrófica (crisis de angustia, pesadillas).
En “Lo inconciente” (1915), define así el afecto: “Los afectos y los sentimientos corresponden a procesos de descarga cuyas manifestaciones finales son percibidas como sensaciones”. Y hace a la represión responsable de “inhibir la trasformación de una moción pulsional en afecto”, lo que deja al sujeto prisionero de esos elementos patológicos inconscientes.
Freud también explica su concepto de pulsión de manera similar: “Si la pulsión no apareciese bajo su forma de afecto, no podríamos saber nada de ella”. Esta es la segunda dimensión del afecto, en su aspecto cuantitativo. A través del factor cuantitativo de este afecto reprimido, Freud describe el destino de nuestras pulsiones: que el afecto subsista tal cual; que sufra una trasformación en un “quantum de afecto” cualitativamente diferente (particularmente, en angustia); o bien que el afecto sea reprimido, o sea, que su desarrollo sea francamente impedido.
Ver también
Afecto (cont.)
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