¿Es posible realizar una psicoterapia a distancia? ¿Y un psicoanálisis?
La idea, por supuesto, es controvertida, si bien en la actualidad (y desde hace varios años) hay intentos valederos de teorizar y practicar diversas variedades de terapias sin copresencia terapeuta-paciente, incluso de tipo psicoanalítico.
Podría argumentarse, forzando un poco las cosas, que desde el inicio mismo del psicoanálisis existió algo similar, de gran importancia para su historia. De hecho, muchos aseveran que las cartas de Sigmund Freud a su íntimo amigo Wilhelm Fliess constituyeron una parte esencial de su (auto)análisis. Si había allí una situación edípica, no había menos una situación de transferencia avant la lettre.
En todo caso, he aquí una de las formas en que puede realizarse la psicoterapia a distancia: cartas. Remplazables, hoy por hoy, por los emails. Por supuesto, así se pierde (además de la copresencia, como en todos los casos “a distancia”) el “grano de la voz”, como decía Roland Barthes; además de los elementos paraverbales (gestos, posturas, etc.).
Esto último puede recuperarse mediante el chat con imagen, o las diversas formas de comunicación integral por Internet, tipo Skype (servicio gratuito de “telefonía con imagen”). (De hecho, la terapia de apoyo por teléfono tiene más larga tradición, la cual puede ser aprovechada y recuperada para enriquecer las nuevas formas, más complejas pero con muchos parecidos a esa situación.)
En todos estos casos, la modificación del setting (encuadre) que impone la moderna tecnología (cada vez más difundida, y esto es un dato no menor) es evidente. Pero muchas de estas alteraciones pueden ser relevadas, para poder captar adecuadamente sus elementos significativos (la distinta velocidad de los intercambios verbales, por ejemplo; siempre que no se deba a la conexión, lo cual debe ser perfectamente chequeado). Y una gran ventaja es que todo puede ser registrado mediante una grabación directa (audiovisual), que provee al analista una herramienta muy valiosa para revisar las “sesiones”.
En todo caso, el consenso entre especialistas tiende a ser precavido: no se niega a priori la posibilidad de un análisis a distancia, pero se prefiere situarlo en un psicoterapia analítica, más que en un psicoanálisis “ortodoxo”.
Deja un comentario
Lo siento, tenés que estar conectado para publicar un comentario.