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Nombre del padre

Publicado por Jorge Grippo
el 29-08-2012.

El padre simbólico es una posición, una función; dicho de otra manera, es precisamente la “función paterna”.

¿Y cuál es esa función? Imponer la Ley y regular el deseo en el complejo de Edipo, interviniendo en la relación dual imaginaria entre la madre y el niño, para introducir entre ellos la necesaria “distancia simbólica”: “La verdadera función del padre es fundamentalmente unir (y no poner en oposición) un deseo y la Ley”.

Cuando un sujeto real ocupa esa posición, realiza o ejerce la “función paterna”; pero nadie puede ocupar completamente esa posición. De hecho, en realidad el padre simbólico no interviene porque alguien encarne esa función, sino al ser mediado por el discurso de la madre (“detrás” de la madre simbólica, siempre está el padre simbólico).

El padre simbólico (también designado como nombre-del-Padre) es fundamental en la estructura del orden simbólico porque, precisamente, distingue la cultura respecto del orden (imaginario) de la naturaleza. La “patrilinealidad” introduce un orden “cuya estructura es diferente del orden natural”.

El padre simbólico es también el padre muerto, el padre de la horda primitiva que ha sido asesinado por sus hijos. La ausencia del padre simbólico caracteriza la esencia de la estructura psicótica.

El padre real, curiosamente (o no), es una figura más ambigua. Lacan dice que es el agente de la operación de castración simbólica. Lo describe como aquel que “efectivamente ocupa” a la madre.

¿Es, entonces, el padre biológico del sujeto? En cierto sentido sí, pero teniendo en cuenta que siempre hay cierta incertidumbre en cuanto a quién es realmente el padre biológico. Sería, por ello, aquel que es el supuesto padre biológico; por lo tanto, otro efecto del lenguaje (sería lo real del lenguaje, y no lo real de la biología).

Al parecer, el padre real tiene un rol muy importante en el “tercer tiempo” del complejo de Edipo; es él quien castra al niño y, así, lo salva de la angustia anterior; si esto no ocurriera, el niño necesitaría un objeto fóbico como sustituto simbólico del padre real ausente.

Pero la intervención del padre real no equivale sencillamente a su presencia física en la familia; así como el padre real puede estar físicamente presente y no intervenir como agente de la castración, el niño puede experimentar la intervención del padre real aunque este esté ausente físicamente.

 

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