En su artículo “Análisis terminable e interminable”, Sigmund Freud se pregunta si es posible concluir un análisis o todos los análisis son necesariamente incompletos.
La respuesta de Lacan es que resulta posible hablar de la conclusión de un análisis, aunque no todos sean llevados hasta su término. La cura es un proceso lógico que tiene un fin, designado por Lacan con la expresión “fin de análisis”.
Pero, dado que muchos análisis se interrumpen, persiste la pregunta de si pueden considerarse exitosos. Para responder esto, es necesario distinguir entre el fin de análisis y la meta del tratamiento. Esta es llevar al analizante a articular la verdad sobre su deseo; por ende, todo análisis, aun incompleto, puede considerarse exitoso si alcanza esa meta.
La cuestión del fin de análisis consiste entonces en algo más que saber si la cura ha alcanzado su meta; se trata de si ha llegado a su punto final lógico.
Al principio (1950), Lacan describe el fin de análisis como el “advenimiento de una palabra verdadera y la comprensión por el sujeto de su historia”. También, como una reconciliación con la propia e inevitable condición de mortal. En 1960, dice que el fin de análisis es un estado de angustia y abandono, comparable con el desamparo del infante humano. En 1964, lo caracteriza como el punto en que el analizante ha “atravesado el fantasma radical”. En la última época, el fin de análisis será la “identificación con el sinthome”, “saber qué hacer con el sinthome”.
El fin de análisis, entonces, involucra siempre: un cambio en la posición subjetiva del analizante y un cambio correlativo en la posición del analista, reducido a un mero resto, un puro objeto a, causa del deseo del analizante. Este fin es también el pasaje de la condición de analizante a la de analista (que tiene que ver con el “pase”).
Lacan critica a que vieron el fin del análisis como identificación con el analista. Ir más allá de la identificación es necesario; si no, no se trata de psicoanálisis sino de sugestión, la antítesis del psicoanálisis.
Otras concepciones erróneas que Lacan rechaza son el “fortalecimiento del yo”, la “adaptación a la realidad”, la “felicidad”, etc. El fin de análisis no es la desaparición del síntoma, ni la cura de una enfermedad (por ejemplo, la neurosis): el análisis no es esencialmente un proceso terapéutico sino una búsqueda de la verdad; y la verdad no siempre es benéfica.
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