Empecemos por las situaciones en las que definitivamente no es recomendable compartir la cama. Si alguno de los padres fuma, incluso aunque nunca lo haga dentro de casa o en el dormitorio, el colecho presenta riesgos adicionales. ¿Por qué? Porque el humo del cigarrillo deja residuos en la ropa, el cabello y la piel que pueden afectar al bebé. De la misma manera, si han consumido alcohol, drogas o medicamentos que produzcan somnolencia profunda, esa noche es mejor que el bebé duerma en su propia cuna. Pensá en esto: si tu capacidad de reacción está comprometida, no vas a poder responder adecuadamente si tu bebé te necesita durante la noche.
Y hablando de capacidad de respuesta, hay algo que muchos padres no consideran: el cansancio extremo. Sé que todos los padres de bebés pequeños están cansados, es absolutamente normal. Pero me refiero a ese agotamiento tan profundo que te hace pensar “no creo que me despierte ni aunque pase un tren por mi dormitorio”. En esas ocasiones, es más seguro que el bebé duerma en su espacio individual. Como me dijo una vez una mamá muy sabiamente: “Prefiero dormir una noche separada a lamentarme toda la vida”.
Ahora, si decidís practicar colecho, hablemos del ambiente físico. Jamás, y esto no es negociable, usen el sofá para dormir con el bebé. Los sofás tienen múltiples peligros: espacios donde el bebé puede quedar atrapado, superficies irregulares, respaldos y apoyabrazos que pueden crear bolsas de aire viciado. Siempre debe ser en una cama, pero no cualquier cama.
Las cobijas muy mullidas son otro punto clave. Imaginate que tu bebé es como un pequeño explorador que aún no tiene la fuerza suficiente para salir de situaciones complicadas. Si se hunde en mantas muy suaves o acolchados gruesos, puede tener dificultades para respirar libremente. Por eso recomendamos superficies más firmes y evitar esos edredones de plumas súper esponjosos que tanto nos gustan a los adultos. La hipertermia, o sea el sobrecalentamiento, es un factor que los investigadores han identificado como relevante en el síndrome de muerte súbita del lactante.
La estructura de la cama merece atención especial. Necesitás asegurarte de que no haya espacios donde tu bebé pueda deslizarse y quedar atascado. Me refiero a esos huecos entre el colchón y el marco de madera de la cama, o el espacio contra la pared. Un bebé puede moverse más de lo que imaginamos durante el sueño, y estos espacios pueden convertirse en trampas peligrosas.
Si optás por una cuna side-car, esas que se pegan a la cama matrimonial, la instalación debe ser perfecta. Los colchones tienen que estar exactamente a la misma altura y la unión debe ser impecable, sin dejar ni el más mínimo espacio donde el bebé pueda quedar atrapado. Es como armar un puzzle: todas las piezas deben encajar perfectamente.
La temperatura ambiente es otro aspecto que suele generar dudas. Los consensos internacionales recomiendan mantener la habitación fresca, idealmente no más de 18°C. Sé que puede parecer frío para nosotros los adultos, pero recordá que los bebés tienen una regulación térmica diferente, y además, durante el colecho, van a recibir calor adicional de nuestro cuerpo. Por eso, no los abriguemos demasiado. Una buena regla es: si vos te sentís cómodo con ropa ligera de dormir, tu bebé también estará bien con su ropa apropiada para esa temperatura.
Y algo que puede parecer obvio pero vale la pena recordar: nunca dejes solo a tu bebé en la cama de adultos. Ni “solo un minutito” para ir al baño, ni para preparar el desayuno. Los bebés pueden moverse de maneras impredecibles y una caída de la cama de adultos puede ser muy peligrosa. Del mismo modo, evitá colocarlo sobre puffs, almohadones mullidos o cualquier superficie donde pueda hundirse.
Como profesional, siempre les digo a las familias que estas precauciones no son para limitar su experiencia, sino para enriquecerla con seguridad. El colecho puede ser hermoso y beneficioso cuando se practica siguiendo estas pautas. La idea es que puedan disfrutar de esos momentos de cercanía con tranquilidad, sabiendo que han creado el ambiente más seguro posible para su pequeño.
Recordá que cada familia encuentra su propio camino, y está bien si el colecho no es para ustedes, así como está bien si lo eligen siguiendo estas recomendaciones. Lo importante es que la decisión sea informada y consciente, pensando siempre en el bienestar del bebé como prioridad absoluta.

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