En el seminario lacaniano de 1959-1960, uno de los temas centrales es la discusión sobre “la Cosa”, cuestión de gran tradición filosófica, pero también de relevancia psicoanalítica.
Lacan usa una expresión (la Chose) que es equivalente a la alemana “das Ding”.
Para tratar de abordar este tema, hay que considera la distinción freudiana entre “representaciones de palabras” y “representaciones de cosas”, que se destaca en los escritos metapsicológicos; en estos, se sostiene que los dos tipos de representación están ligados en el sistema preconsciente-consciente, mientras que en el sistema inconsciente sólo se encuentran representaciones de cosas.
A algunos seguidores de Lacan les parecía que esto podía contradecir las teorías lacanianas sobre la naturaleza lingüística del inconsciente, pero el maestro rebatió esas objeciones acertando en señalar que, en alemán, “cosa” se dice de dos maneras: das Ding y die Sache. Freud utiliza habitualmente esta última para referirse a las representaciones de cosas en el inconsciente.
Lacan afirma que, aunque en un nivel las “representaciones de palabras” y las “representaciones de cosas” son opuestas, en el nivel simbólico “van juntas”. Die Sache es la representación de una cosa en el orden simbólico; das Ding es la cosa en su “muda realidad”, la cosa en lo real, que es “el más-allá-del-significado”.
Por ende, las representaciones de cosas que se encuentran en el inconsciente siguen siendo fenómenos lingüísticos, contrariamente a das Ding, que está totalmente fuera del lenguaje y del inconsciente. “La Cosa se caracteriza por el hecho de que para nosotros es imposible imaginarla”. (Este concepto lacaniano de la Cosa como incognoscible, más allá de la simbolización, tiene una clara relación con la “cosa en sí” kantiana.)
Tanto como objeto de lenguaje, das Ding es el objeto del deseo, el objeto perdido que debe volver continuamente a reencontrarse, el Otro prehistórico, inolvidable; dicho de otra manera, el objeto prohibido del deseo incestuoso, la madre.
El principio de placer sería la ley que mantiene al sujeto a cierta distancia de la Cosa, haciendo que gire en tomo a ella, sin alcanzarla nunca. Si el sujeto transgrede el principio de placer y alcanza este Bien supremo, lo experimenta como sufrimiento, porque “no puede soportar el bien extremo que das Ding puede brindarle”.
Luego de 1960, la Cosa desaparece de la obra de Lacan, pero las ideas asociadas con ella proporcionan rasgos esenciales del concepto del objeto a tal como Lacan lo elabora desde 1963.
El objeto a es rodeado por la pulsión y visto como la causa del deseo, así como das Ding se considera “la causa de las pasiones humanas fundamentales”. Por otro lado, si la Cosa no es el objeto imaginario, sino que está firmemente en lo real, anticipa la transición lacaniana hacia la localización del objeto a en el registro de lo real.
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