Concepto muy importante en psicología social, el cambio puede definirse como un proceso planificado y progresivo por el que las personas y los grupos pueden lograr una adaptación activa a la realidad.
En principio, se verifican cambios tanto en el proceso de enfermarse como en el proceso de curarse (cambios “para mal” y cambios “para bien”). Sin embargo, Pichon Rivière le asigna al cambio siempre una connotación positiva; lo muestra como un proceso planificado y progresivo mediante el cual el sujeto puede alcanzar una adaptación activa a la realidad, lo que en definitiva constituye ni más ni menos que una definición de salud.
En cuanto a lo socio-político, dice: “El cambio se puede producir en todos los ámbitos, pero tiene su estructura organizada en lo social, que crea las condiciones necesarias para ello… Los movimientos revolucionarios pueden representar expresiones de cambio, y si asumen auténticamente este rol, de inmediato emergen de distintos campos de la ciencia y de la política sujetos que a su vez asumen el rol contrario, que representan la resistencia al cambio a fin de mantener la estructura existente e impedir la modificación”.
El cambio debe distinguirse de la crisis, noción a la que suele estar ligado: en el nivel individual, las crisis suelen preceder a los cambios. “Hay una gran diferencia entre ‘crisis’ y ‘cambio’ —dice Pichon—. Este último se va planificando poco a poco como una ideología. Cuando abarca toda la estructura social es con el objeto de corregir el daño máximo, y es observable en nuestro campo de trabajo relacionado con todo tipo de trastorno de adaptación. Cuando empiezan a perturbarse los sistemas de comunicación, el sujeto llega a situaciones de aislamiento progresivo y de desintegración, donde es posible observar un fenómeno patológico colectivo descripto por Durkheim, que es la anomia, y que tiene las características, tanto en el plano individual como en el social, de una desintegración, fragmentación y división. Enfrentamos así una sociedad escindida constituida por individuos escindidos”.
En el plano social, “la situación de crisis se da cuando la desintegración abarca preponderantemente la clase dominante, cuando entran en contradicción grupos mayoritarios —financieros o imperialistas— que tienen por tarea o por finalidad el control de la Economía. La escisión dentro de estos grupos dominantes… es lo que crea la situación de crisis”
En el plano individual, por su parte, las situaciones de crisis son más frecuentes que las situaciones de cambio: las preceden y preparan. Las crisis desencadenan en el individuo estados de ansiedad, constituyen los vaivenes del desarrollo personal frente a cada logro, que operan como avanzadas del cambio hacia la situación definitiva: ser un hombre situado, comprometido y adaptado activamente.
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