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Verdadero y Falso Self: La Dualidad de la Identidad Según Winnicott

La teoría del self de Donald Winnicott constituye una de las contribuciones más valiosas del psicoanálisis contemporáneo. Su diferenciación entre el self verdadero y el self falso no solo ayuda a comprender la formación de la identidad en la infancia, sino que también ofrece claves para abordar diversas problemáticas psicológicas en la vida adulta.

¿Cuál es la naturaleza de esta dicotomía? ¿Cómo influye en la percepción de la realidad y en la posibilidad de vivir con autenticidad?


El Surgimiento del Self Verdadero: Espontaneidad y Creatividad

Para Winnicott, el self verdadero surge en un ambiente facilitador proporcionado por una madre “suficientemente buena”. Esta figura materna responde de manera sensible a las necesidades del bebé, permitiendo que sus gestos espontáneos y deseos individuales sean reconocidos y validados. En este contexto, el niño puede desarrollar una autopercepción basada en la autenticidad y en la confianza en la realidad externa.

El self verdadero es la expresión genuina del ser, la parte más íntima y vital de la personalidad. Está vinculado con la creatividad y con el sentimiento de realidad. Solo a través del self verdadero, el individuo puede experimentar una existencia plena y significativa. Pero ¿qué ocurre cuando el entorno no favorece el desarrollo de este self auténtico?


El Self Falso: Mecanismo de Defensa y Adaptación Social

Cuando la madre no responde adecuadamente a las necesidades del infante, el niño se ve obligado a adaptarse. En lugar de desarrollar su propio self, construye un falso self basado en la complacencia y en la conformidad con el mundo externo.

En sus formas “sanas”, el self falso cumple una función adaptativa. Permite al individuo integrarse en la sociedad, ajustarse a normas y estructuras que facilitan la convivencia. Sin embargo, cuando el self falso predomina de manera patológica, se convierte en una barrera que oculta el self verdadero, generando sentimientos de alienación e irrealidad.


La Construcción del Self Falso: Un Juego de Sombras

El self falso surge cuando la madre impone su propia voluntad sobre el niño, en lugar de responder a su expresión espontánea. Esto puede manifestarse en exigencias de comportamiento, expectativas desproporcionadas o una falta de sintonía emocional. En consecuencia, el infante aprende a reprimir sus verdaderas emociones y deseos, sustituyéndolos por conductas que le aseguren la aceptación de su entorno.

Con el tiempo, el niño desarrolla estrategias para sobrevivir en un mundo donde su self verdadero no es bienvenido. Se vuelve experto en el arte de la complacencia, en la capacidad de presentarse como el otro espera, sin revelar su esencia más profunda. ¿Hasta qué punto esta adaptación es saludable? ¿Dónde se encuentra el límite entre la funcionalidad y la pérdida de la autenticidad?


Consecuencias Psicológicas del Predominio del Self Falso

Cuando el self falso domina la experiencia subjetiva, el individuo puede alcanzar el éxito social, pero a costa de una profunda sensación de vacío. La desconexión con el self verdadero conlleva sentimientos de irrealidad, insatisfacción y una fragilidad emocional subyacente. En algunos casos, esto se traduce en trastornos psicológicos, como la depresión, la ansiedad o incluso crisis existenciales.

El estrés crónico puede entenderse como una sobrecarga del self falso, que debe estar constantemente en alerta para responder a las demandas externas, sin contar con el respaldo de un self verdadero robusto. En estos casos, la terapia psicoanalítica puede ayudar al paciente a reconectar con su esencia, permitiéndole recuperar una sensación de integridad y continuidad.


La Integración del Self Verdadero y el Self Falso

Winnicott no plantea una visión dicotómica absoluta entre self verdadero y falso. Más bien, los concibe como parte de un continuo, donde el equilibrio entre ambas instancias es fundamental para el bienestar psíquico. Un self falso funcional permite la adaptación social, mientras que un self verdadero activo garantiza la sensación de realidad y la creatividad.

La clave no es erradicar el self falso, sino evitar que se convierta en la única forma de existencia. Recuperar el contacto con el self verdadero implica un proceso de autenticidad, exploración y, en muchos casos, una reparación de las heridas tempranas. ¿Cuáles son los caminos para lograr esta integración? La terapia, el arte, la meditación y las relaciones significativas pueden ofrecer pistas valiosas en este recorrido hacia una identidad más genuina.


Conclusión: Hacia una Vida Auténtica

La teoría del self verdadero y falso de Winnicott nos invita a reflexionar sobre la autenticidad en nuestras vidas. Nos confronta con preguntas esenciales: ¿Estamos viviendo desde nuestro self verdadero o nos hemos perdido en las expectativas del mundo exterior?

Reconocer la existencia de un self falso no implica condenarse a una existencia inauténtica, sino comprender la necesidad de un balance. La verdadera libertad emocional surge cuando podemos expresarnos con espontaneidad sin perder la capacidad de adaptarnos a la realidad social. En este sentido, la tarea psicológica más profunda no es eliminar el self falso, sino redescubrir y fortalecer el self verdadero, esa parte nuestra que nos hace sentir vivos, creativos y en conexión con el mundo.


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