Una de las frases más célebres de Jacques Lacan (que las tiene en cantidad) es aquella que enuncia: “No hay relación sexual”:
Il n’y a pas du rapport sexuel
— Jacques Lacan
La usó por primera vez ya bastante avanzada su obra, en 1970.
Por supuesto que la “fórmula” es un juego de palabras no exento de cierto humor, al que también el gran psicoanalista era tan afecto, para desesperación de sus más solemnes intérpretes y seguidores.
Lacan no niega que las personas tengan “relaciones sexuales” (genitales); por eso la frase querría decir, un poco más ajustadamente, que “no hay (ninguna) relación entre los sexos”. De este modo, se descarta una referencia al acto concreto de la cópula, para referirse a la relación entre la posición sexual masculina y la posición sexual femenina; es decir, la cuestión crucial de la diferencia sexual.
La rivalidad entre hombres y mujeres es eterna: el amor es solo una ilusión que remplazaría la ausencia de relaciones armoniosas entre los sexos.
No hay ninguna relación directa, inmediata, entre las posiciones sexuales, porque el Otro del lenguaje está ubicado siempre entre ellas, como un tercero; toda la sexualidad está marcada por el significante. Como consecuencia (una de ellas), no es posible definir la perversión en referencia a una forma natural de la relación sexual (como lo habría hecho Freud). La heterosexualidad, entonces, no es natural ni normativa.
Tampoco existe reciprocidad o simetría entre las posiciones masculina y femenina, porque el orden simbólico es esencialmente asimétrico; no hay ningún significante de la mujer que se corresponda (simétricamente) con el modo en que se simboliza el sexo masculino. Un solo significante, el falo, comanda la relación entre los sexos (lo cual ha llevado a ciertas furibundas críticas feministas).
En tanto algo arraigado en lo Real, el sexo se opone al sentido; por lo tanto, y por definición, se opone a la relación, a la comunicación.
Las pulsiones sexuales no se dirigen hacia una “persona total”, sino hacia objetos parciales. La relación sexual no se da entre dos sujetos, sino entre dos sujetos y un objeto (parcial). Para el hombre, la mujer no existe como un sujeto real, sino solo como un objeto del fantasma, causa del deseo.
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