Intenso miedo, pánico, ante un objeto, un animal, una disposición del espacio, una persona, que actúan como desencadenantes y señales de angustia. El término deriva del griego phobos y es utilizado en varias lenguas como sufijo para designar el terror de un sujeto frente a un objeto, un ser vivo, una situación que en sí mismos no presentan ningún peligro “real”. Hacia 1870, se comenzó a emplear en psiquiatría como sustantivo. Pero desde la antigüedad se identificaron decenas de “enfermedades del miedo”, entre las cuales algunas se hicieron famosas: la hidrofobia (miedo al agua), la agorafobia (miedo a los lugares abiertos), la claustrofobia (miedo a los lugares cerrados), la acrofobia (miedo a las alturas), la aracnofobia (miedo a las arañas), etc.
Este síntoma puede aparecer durante la primera infancia, y en ciertos estados de neurosis y de psicosis. La fobia fue un tema psicoanalítico desde el comienzo. Freud la llamó “histeria de angustia”.
La histeria de angustia, en Freud, se opone a la histeria de conversión. En la segunda, grandes formas de excitación, ligadas a la investidura libidinal de una representación reprimida, conducen a una sintomatología somática (física). En la primera, la angustia causada por una representación angustiante, ligada a la sexualidad, aparece por sí misma y produce una fuga que orienta la investidura hacia una representación sustitutiva, que a su vez desempeña el rol de señal de angustia y, a la vez, de pantalla ante la verdadera razón de esta angustia (que habría que encontrar y definir).
Pero ni Freud ni Lacan tuvieron una posición teórica estable y unívoca frente a las cuestiones planteadas por la fobia. ¿Cuál es su estatus específico en la teoría psicoanalítica? ¿Es una enfermedad o un síntoma? ¿Qué es lo que la fobia tiene de original?
En el análisis del pequeño Hans (o Juanito), Freud expone un caso que relaciona el tema de la fobia (al caballo, en este caso), con la “fobia infantil”, o sea, con ese momento de la infancia, de los 3 a los 5 años aproximadamente, en que el sujeto siente miedo a menudo, irracionalmente, frente a ciertos animales y ciertos espacios, y en el que surge así la señal de lo que Freud teorizó como angustia de castración.
Al transformarse en una neurosis, la fobia pudo acceder a un estatuto estructural. En esta configuración, el sujeto podía ser considerado fóbico sin que se identificara un objeto de su fobia: de ahí la confusión entre la fobia y la angustia en sentido existencial.
Así se puede entender por qué Freud prefirió la expresión “histeria de angustia”, acuñada por Stekel: le permitía ubicar la sexualidad en el centro del síntoma fóbico. En un principio, constató que había síntomas fóbicos en todo tipo de trastornos neuróticos o psicóticos, pero particularmente en la neurosis obsesiva y la neurosis de angustia (o neurosis actual). Estos revelaban la transformación de la angustia en terror, en pacientes que practicaban la continencia y eran fanáticos de la limpieza porque los horrorizaban “las cosas del sexo”.
Parecería que la fobia es uno de los síntomas que la cura psicoanalítica permite dominar más “fácilmente”, reemplazándola por la angustia.
Algunos sucesores de Freud se interesaron especialmente en las fobias infantiles; pero se modificó la terminología, y la fobia terminó por ser aceptada como una entidad clínica plena, más que como un síntoma. Melanie Klein disolvió la fobia en la angustia, al convertirla en un mecanismo arcaico integrado en la posición esquizoparanoide. Anna Freud, en cambio, la consideró una neurosis de transferencia, en la que el objeto fobígeno se convierte en símbolo de todos los peligros ligados a la sexualidad, al que hay que rechazar mediante mecanismos de defensa (por eso la aparición de una defensa maníaca o la adopción de la actitud llamada contrafóbica).
Jacques Lacan, por su parte, fue el único que desarrolló una concepción estructural de la fobia en general. El objeto fobígeno sería un significante, es decir, un elemento significativo de la historia del sujeto, que vendría a enmascarar su angustia fundamental. Y es preciso distinguir el objeto significante (o significante fóbico) del objeto fetiche (aunque ambos mantengan una relación directa con la angustia de castración): el primero correspondería a una sintomatología neurótica (histeria, neurosis obsesiva), y el segundo, a una clínica de la perversión. Si el fetiche satisface la condición absoluta de un goce, el significante fóbico protege contra la desaparición del deseo.
Queda intacto el problema ético planteado por la curación de la fobia: ¿pasaría verdaderamente por una neurotización?
Desde Lacan podemos decir que la fobia es una “crisis de estructuracion de la castración”.
Para pensar en las estructuras psiquicas hay que pensar en el complejo de edipo ya que es el momento en donde se inscribe la castración.
Freud habla de aparato psiquico, Lacan habla de “estructura que se ordena a partir de como cada uno se posiciona respecto de la castración”.
La castración es lo que permite el orden de todos los elementos de la estructura.
Tanto en la neurosis obsesiva, histérica o fobia hablamos de “FALLAS” en la función del padre y no ausencia de función ya que eso se daría en la psicosis.
La falla en la fobia se da entre el 1º y 2º tiempo del edipo. Es por eso que aparece la pregunta de si la fobia es o no una estructura.
En el primer tiempo (“dialectica del señuelo”) el niño se coloca como objeto de deseo de la madre, el padre esta simbolizado como padre en la cultura momento en el cual puede sortear y acceder al segundo tiempo en donde interviene el padre para correr al niño de ese lugar.
Si el padre falla en el segundo tiempo puede darse la perversión (objeto fetiche) o la fobia (objeto fobico).
El objeto fobico es un llamado a que sobrevenga la castración. Es un llamado a la función del padre.
Se habla de fobia como una plataforma ya que puede virar hacia otro tipo de neurosis.
¿Como es el desencadenamiento? se da en el segundo tiempo del edipo. La función del padre es fallida y algo de la pulsion aparece.
El niño accede a la mastrubación y aparece la experiencia de la turgencia como amenaza en donde el niño tiene algo concreto para perder.
Esa angustia de castración pasa a ser miedo a un objeto. La pulsión pone en evidencia el deseo y la tulgencia. Es un momento de deseos incestuosos.
Aparece la angustia de castración pero también la angustia de separación de la madre y a su vez angustia de quedar atrapado en ella.
La fobia comienza introduciendo un nuevo orden de lo interno y lo externo. Estaba en el interior de su madre identificado al falo materno. El pene real lo obliga a un cambio profundo, asumir que hay sujetos sin falo.
¿Como se da la salida de la fobia? Se debe a permutaciones operadas en el seno de su estructuración mitica. Permutaciones de significante. Se trata de un movimiento giratorio de la rotación de elementos significantes. “Pareciera que todo ha sucedido en los sueños, en en limite de lo imaginario y lo simbolico” Freud.
El objeto fobico marca un reparo, un elemento suplente en la “beance” de su situacion.
Ahi donde la significación esta pérdida surgen los girones de significante.
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