La andropausia (del griego andrós, hombre, y pausia, cesación, corte), también llamada “menopausia masculina”, es un proceso por el cual las capacidades sexuales del hombre, entre otras funciones orgánicas, merman con la edad, como resultado de menores niveles de testosterona (la “hormona masculina”) en su organismo.
(En realidad, ni uno ni otro nombre son correctos, ya que no hay ningún “corte” en la masculinidad real, ni puede haber cesación de la menstruación donde nunca la hubo.)
Como la mujer tiene su climaterio (la menopausia), por el cual ya no puede tener hijos, el hombre va perdiendo parte de su potencia sexual (pero no toda su capacidad reproductiva), aunque sin ciclos tan marcados ni pérdidas tan significativas.
No hay una edad precisa en que este proceso se desarrolla. En cada hombre, se da en distintos momentos de su vida y de distinta manera. Si hay que mencionar una edad predominante, sería entre los 45 y los 50 años.
La disminución de la testosterona puede producirse por otras razones; por ejemplo, en los varones que han sufrido la ablación de uno o de los dos testículos, a causa de alguna enfermedad (generalmente, cáncer).
En muchos casos, los hombres no se dan cuenta de su estado, o quizás no quieren darse cuenta. Es evidente que aquí la negación funciona a pleno, dada la secular relación entre capacidad sexual y autoestima masculina…
Pero el descenso del nivel de testosterona, y otras causas concomitantes, tiene síntomas bastante claros, que a veces se dan todos juntos o por épocas:
- Irritabilidad, hipersensibilidad.
- Insomnio.
- Fatiga.
- Depresión.
- Nerviosismo.
- Ansiedad.
- Deseo sexual reducido.
- Potencia sexual reducida.
- Fuerza y volumen de la eyaculación reducidos.
- Dolores y “achaques”.
- Deterioro óseo.
- Cabellos secos.
- Piel seca y arrugada.
- Problemas circulatorios varios.
- Rubores y sofocones (muy similares a los de las mujeres climatéricas).
Si se dan tres o más de estos síntomas, es un claro indicio de que el hombre ha entrado en su andropausia. En estos casos, los médicos generalmente no recomiendan “terapias hormonales”, pero sí algún tipo de apoyo psicológico.
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